LLAMADOS A VIVIR EN COMUNIÓN
comunion pueblo de Dios
 
 
LLAMADOS A VIVIR EN COMUNIÓN es el título del primer tema del capítulo 5 del Documento Conclusivo de Aparecida, dedicado a la comunión como elemento esencial en la identidad de los discípulos misioneros de Jesucristo. Es una buena denominación porque así se entiende desde el comienzo que la comunión es una vocación que viene de Dios, como don suyo, y que es en sí misma un estilo de vida, identidad propia del que se ha encontrado con el Señor Jesucristo y lo sigue como un discípulo a su Maestro.  
Antes de indicar los campos de misión y los desafíos pastorales, el Documento de Aparecida tiene cuidado de señalar ampliamente las condiciones de identidad de los que han de ir a la salida misionera, las cuales no son elementos sino aspectos que definen la autenticidad del discípulo de Jesucristo. Aparecida recoge cuatro dimensiones de esa identidad y una de ellas es la comunión, por la importancia que tiene para cada creyente.
Justamente por la comunión se constituye la Iglesia: la Iglesia es comunión de los creyentes entre sí y con Jesucristo. Por la comunión con la persona del Señor Jesús, los fieles aprenden a reconocerse y a caminar como hermanos, como familia en la fe, como pueblo de Dios. Cada acontecimiento de comunión en la fe es obra de Cristo y en cada hecho de comunión se puede reconocer la presencia del Señor. Donde dos o tres estén reunidos en mi nombre ahí estaré yo en medio de ellos había anticipado el Señor en los diálogos con sus discípulos (Mateo 18,20). Así, la Iglesia es obra de Cristo y es manifestación de su presencia en la historia, por eso ella misma es Sacramento de Cristo, signo y acción de la obra salvadora del Señor en el mundo.
Nos dice Aparecida que en el inicio de su ministerio el Señor eligió a los doce para vivir en comunión con Él y para hacer de la comunidad apostólica una casa y escuela de comunión. Allí los apóstoles supieron y fueron testigos de la comunión de Jesús con su Padre Celestial en el Espíritu Santo. También a los setenta y dos discípulos los fue formando y conduciendo en la dinámica de la comunión. A todos ellos Jesús quiso hablarles al corazón y vincularlos a su vida de comunión trinitaria, condición esencial de su vida y su ser (cfr. Documento de Aparecida números 154 a 155).
Aparecida hace una afirmación muy gráfica pero también muy diciente en torno a al lugar de la comunión en el misterio cristiano: la vocación al discipulado misionero es con-vocación a la comunión en su Iglesia. Esto indica que la comunión es en sí misma una tarea. La primera misión del discípulo es acoger y entrar en la comunión cristiana, crecer en ella hasta que el gozo y la gracia de esta comunión lo configure como testigo de esa realidad que a la vez es un misterio porque no es obra humana sino don que viene de lo alto, del cual el que lo ha recibido y adoptado sale gozoso a contarlo. Aquí comienza a surgir la evangelización por contagio que viene resaltando el Papa Francisco.
"Esto significa que una dimensión constitutiva del acontecimiento cristiano es la pertenencia a una comunidad concreta, en la que podamos vivir una experiencia permanente de discipulado y de comunión con los sucesores de los Apóstoles y con el Papa? (Documento de Aparecida 156).
Pertenencia y participación en una comunidad en la que frecuentemente y con fervor se escuche la Palabra y la enseñanza de la Iglesia, se celebre la Eucaristía, se comparta la oración y el servicio, todo ello con el sello de la fraternidad por su vinculación en Cristo. La comunidad amplia y suficiente para este ideal de vida es la Parroquia, pero en la cotidianidad esto se hace más vivo y edificante en una comunidad pequeña insertada en la Parroquia.
"La Iglesia, como 'comunidad de amor', está llamada a reflejar la gloria del amor de Dios que es comunión, y así atraer a las personas y a los pueblos hacia Cristo? La Iglesia crece no por proselitismo sino 'por atracción': como Cristo 'atrae todo a sí' con la fuerza de su amor. La Iglesia 'atrae' cuando vive en comunión, pues los discípulos de Jesús serán reconocidos si se aman los unos a los otros como él nos amó (cfr. Rm 12,4-13; Jn 13,34)? (Documento de Aparecida 159)

Pbro. Ovidio Giraldo Velásquez
Red de Nueva Evangelización
Fecha: 04 de Febrero de 2015
Lugar: Pereira > Risaralda > Colombia
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