Editorial - Una Parábola
UNA PARÁBOLA
 
"El hombre más inteligente que conozco es mi sastre; cada vez que lo visito, me toma medidas, mientras que los otros me han medido una vez por todas". ( Bernard Shaw)
Esta parábola, usada en el texto "Vivir en pareja" de los Equipos de Nuestra Señora para hablar de la importancia del permanente redescubrimiento del otro en la relación de pareja, nos sirve en esta ocasión para reflexionar sobre la necesidad y la importancia de la nueva evangelización.
"Hay que tomar medidas", como el sastre, pues aunque no se cambia el objetivo (en este caso el vestido), las condiciones y las relaciones cambian; y pueden cambiar también los materiales, los modos y los estilos. En la evangelización hay que estar midiendo la realidad del hombre que se quiere evangelizar y, de acuerdo a sus condicionamientos culturales, asumir nuevos modos, medios e instrumentos; el contenido siempre será el Señor Jesucristo, el mismo hoy, ayer y siempre (cfr. Hb. 13,8).

A veces pasa que nos conformamos con el haber "medido de una vez por todas" y nos quedamos con un solo modelo, unos mismos medios y métodos que, por cuestión natural, terminan haciendo de la evangelización algo inadecuado e inservible para las personas y las comunidades, y esto no porque la evangelización haya perdido valor, sino que nuestro modo de evangelizar termina no interesando a las personas por no lograr impacto en sus vidas.
Jesucristo ha venido al mundo para salvarnos y "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1 Tim. 2,4), por lo mismo la razón de ser de la evangelización es llegar con la Buena Nueva de Cristo a todos los hombres para hacerlos partícipes de su virtud sanadora y vivificante. En este sentido, nueva evangelización es un asunto de fidelidad al Señor y de autenticidad de la Iglesia como Sacramento universal de Salvación.
Podemos decir que la nueva evangelización no es algo optativo, de entusiasmo pasajero o de gustos personales; subyace en el llamado a la nueva evangelización la pasión de Nuestro Señor Jesucristo por la gloria de Dios Padre, el bien del hombre y la restauración de todo lo creado.
La nueva evangelización brota de la necesidad de "estar tomando medidas" en el acontecer de las personas y las comunidades para saberles llegar adecuadamente con la propuesta del Evangelio siempre nuevo y con la novedad siempre nueva de Nuestro Señor Jesucristo. "Mujer dame de beber" fue la palabra inicial de Jesús en la conversación con una señora de Samaría que se acercaba para sacar agua de un pozo, conversación que derivó en todo un acontecimiento de salvación para ella y todo un pueblo.
Cuando se está seguro de lo que se tiene, como el buen sastre y, aún más, como Jesucristo, no hay temor al cambio en las medidas, las dimensiones, las correlaciones y los materiales. El buen sastre, y así también el evangelizador, sabe aplicar las medidas en el objetivo final de su misión. 
El temor y hasta la resistencia a la nueva evangelización, es decir, a los nuevos métodos, a las nuevas expresiones y nuevos instrumentos, es una muestra de inmadurez en la fe, no de la incapacidad del Evangelio; o puede ser también indicio del deterioro del amor del principio que termina en idolatría con ropaje de religiosidad.
El discípulo misionero se goza en la novedad de Cristo, sabe de la fuerza siempre nueva del Evangelio, vive de ella y es testigo de ella, y por eso la nueva evangelización es para él el llamado apenas natural de la Iglesia como esposa de Aquel que es eternamente joven y en quien todo se hace nuevo (cfr. Ap. 21,5).
 
Pbro. OVIDIO GIRALDO VELÁSQUEZ
Red de Nueva Evangelización


Fecha: 27 de Enero de 2016
Lugar: Colombia
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