Editorial
LA FAMILIA Y LA PEQUEÑA COMUNIDAD

"Lugares correspondientes de la comunión y la misión"
 
La familia para llegar a ser centro de comunión y participación debe encontrar caminos de renovación interna y de comunión con la Iglesia y el mundo (Puebla 568). Además, todos en la Iglesia estamos llamados a ser discípulos y misioneros. Es necesario formarnos y formar a todo el Pueblo de Dios para cumplir con responsabilidad y audacia esta tarea (Cfr. Aparecida, Mensaje final).
 
En el encuentro con Jesucristo queremos expresar la alegría de ser discípulos del Señor y de haber sido enviados con el tesoro del Evangelio. Ser cristiano no es una carga sino un don de Dios Padre. Conocer a Jesús es el mejor regalo que puede recibir cualquier persona, haberlo encontrado nosotros es lo mejor que nos ha ocurrido en la vida, y darlo a conocer con nuestras palabras y obras es nuestro gozo (Cfr. Aparecida 28-29).
 
LA IGLESIA ES MISTERIO Y SACRAMENTO DE COMUNIÓN . Esto es indicado en la teología del Vaticano II con tres designaciones correspondientes a la identidad de la Iglesia: Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo, Comunión en el Espíritu. 

VOCACIÓN UNIVERSAL A LA COMUNIDAD es una nota esencial de la Iglesia y así de cada bautizado y de la experiencia de vida cristiana en todos sus niveles: personal, familiar, sectorial, parroquial y diocesana. Y la PARROQUIA está previsto que sea COMUNIÓN DE COMUNIDADES.

A su vez, en la Parroquia La Pequeña Comunidad es un grupo de personas que quieren comprometer sus vidas en todas las dimensiones y caminar juntos en todo y que tienen reuniones donde expresan y fomentan su integración y donde interactúan y comparten todas las dimensiones del ser y de la misión de la Iglesia: Palabra, Oración, Edificación espiritual y Solidaridad Social. Quieren crecer juntos en Señor y construir la comunión en su comunidad y con el cuerpo eclesial al que pertenecen y donde participan para la edificación en el amor (Ef 4).

La alegría de ser discípulos y misioneros se percibe de manera especial donde hacemos comunidad fraterna. Por eso alentamos los esfuerzos que se hacen en las parroquias para ser "casa y escuela de comunión", animando y formando pequeñas comunidades y comunidades eclesiales (Cfr. Aparecida, Mensaje final).

Por lo anterior, se hace más claro que hay que hablar de una Pastoral Familiar integrada en la Pastoral Parroquial, no de una pastoral autónoma ni a título de un movimiento. La Parroquia es la Iglesia en la cotidianidad, en el alcance inmediato. San Juan Pablo II dice que "la Parroquia es la primera visibilidad de la Iglesia".

Entonces, en una Parroquia evangelizadora con una pastoral integral, el párroco debe tener una Pastoral Familiar para la totalidad de las familias, no para unas cuantas. Recordemos el lema del SINE (Sistema Integral de Nueva Evangelización): IR A TODOS, LLEVÁNDOLO TODO E INVOLUCRÁNDOLOS A TODOS. Se debe tener un Plan Pastoral Integral, en el marco de una Iglesia evangelizada y evangelizadora, en el que cada familia llegue a ser también FAMILIA EVANGELIZADA Y EVANGELIZADORA.

La vida de cada uno de sus miembros y de la familia toda en una Pequeña Comunidad de fe, facilita, encausa y potencia toda la riqueza de la vida familiar, porque la PEQUEÑA COMUNIDAD, familia de fe un poco más grande y acogedora de familias, es también casa y escuela de comunión, con un papel más significativo en la actualidad por la reducción del núcleo familiar y por las frecuentes divisiones internas de las familias.

El que es evangelizado evangeliza, a su vez. Es impensable que el que haya acogido la Buena Nueva no se convierta en alguien que da testimonio y anuncia.

Esta cualidad se facilita y enriquece cuando los miembros de la familia, como individuos y como núcleo familiar, participan de los procesos de renovación cristiana en la Parroquia y, más aún, cuando forman parte de la experiencia de vida cristiana en una pequeña comunidad.

Allí, en la Pequeña Comunidad del Sine, por ejemplo, la familia recibe una catequesis permanente y progresiva que la cualifica cada vez más en su identidad cristiana y en su proyección cristiana.

Cada nuevo miembro de la familia es un candidato a recibir el Evangelio con el testimonio y la palabra. El Evangelio debe entrar en la casa a partir de cualquiera de sus miembros y de allí irradiarse a los demás hasta hacer de esa familia una familia evangelizada. Por lo mismo, si en la Parroquia se da la oportunidad de que los creyentes puedan hacer parte de Pequeñas Comunidades cristianas, éstas darán a los miembros de las familias el talante y el acompañamiento para ser presencia evangelizadora en el mundo, comenzando por su entorno familiar.
 

 
 

Fecha: 01 de Octubre de 2016
Lugar: Colombia
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