
«Nos amó» , dice San Pablo refiriéndose a Cristo ( Rm 8,37 ), para ayudarnos a descubrir que de ese amor nada «podrá separarnos» ( Rm 8,39 ).
Pablo lo afirmaba con certeza porque Cristo mismo lo había asegurado a sus discípulos: «los he amado» ( Jn 15,9.12 ).
También nos dijo: «los llamo amigos» ( Jn 15,15 ).
Su corazón abierto nos precede y nos espera sin condiciones, sin exigir requisito previo para poder amarnos y proponernos su amistad: «nos amó primero» ( 1 Jn 4,10 ).
Gracias a Jesús «nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído» en ese amor ( 1 Jn 4,16 ).